Carlos Zuleta - Nuevas formas de trabajar

Season #2

La crisis del COVID-19 obligó a las organizaciones a romper, de la noche a la mañana, paradigmas que parecían invencibles y a moverse a una velocidad que hubiera parecido imposible si se hubiera propuesto solo unas semanas antes de esos fatídicos días de marzo. Hay mucho mérito en lo que lograron hacer muchas empresas en pocos días para adaptarse a esta crisis. Tal vez el único atenuante de ese mérito es que no había otra opción. Una pandemia cuya escala y gravedad tiende a ocurrir una vez cada cien años es un evento extremo en todo sentido. Existen otros eventos que retan a las organizaciones todos los días y que son mucho menos visibles, pero exigen respuestas rápidas y efectivas. Cambios regulatorios, evolución en los patrones de consumo de los clientes o la entrada de nuevos competidores son factores que exigen una capacidad de reacción muy alta. La velocidad en la generación de valor al cliente siempre ha sido importante, pero en una era digital, que se aceleró con la pandemia, se vuelve un imperativo. Las formas tradicionales de trabajar con su foco funcional, su jerarquía enraizada y los ciclos mensuales de seguimiento no permiten responder a este imperativo. Entonces ¿Cuál es la solución?